viernes, 16 de marzo de 2007

Diario de un niño irresponsable

Había llegado la hora. Desde muy pequeño sabía que un día u otro tenía que llegar ese momento y, como quien no controla las agujas del tiempo, habían pasado los años a una velocidad astral. Era ley de vida, todos hemos pasado por esto y, los que no, que no se impacienten… llegará ese día y sufrirán. Hasta ese momento todo habían sido facilidades, la vida? Un juego para niños comprometidos por su pasado. Pero sería ahí donde se demostraría si ese juego le había servido para encontrar el camino hacia el gran agujero. Seamos sinceros, tenía un miedo de espanto y una mueca de irritación en la cara. Al parecer, ya hacía horas que tendría que haber pasado por esto, pero yo controlaba, después iré- me decía. Ahora era cuando se alargaba el sufrimiento.
Abrí la puerta muy despacio, como intentando no despertar a los temibles seres que religiosamente se escondían entre la maleza de aquel inhóspito lugar. La cabeza me empezó a supurar y los cabellos empezaron a enseñar pequeñas gotas de sudor que se mezclaban con el miedo. Alguien puso en marcha la cámara lenta y deseé tener las piernas más largas.
Me observé a través de un espejo mal posicionado y me di cuenta que había llorado, me sentí inútil. Las lágrimas, ahora evaporadas por mi cuerpo en ebullición, se asomaban a la ventana y pedían auxilio. Pero nadie me socorría, estaba solo y tenía que vencer la situación como pudiera. Y así fue, decidido di un gran salto y me senté en la taza del váter, ahora sería todo descanso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajaja
muy bueno alex!
sq escribes tan jodidamente bien..
q envidiaaaa! de mayor, lo tengo claro, qiero ser como tu!!
=)

Besitoos*